SANTIAGO, Chile. Un hombre murió al estallar una bomba que presuntamente manipulaba en un céntrico barrio capitalino la madrugada de este jueves, informó el fiscal que integra el equipo que investiga una oleada de 30 ataques con explosivos en Santiago.
Pese a la nueva detonación de una bomba, la presidenta Michelle Bachelet dijo durante su viaje a las Naciones Unidas que estos eran “actos aislados, actos terroristas pero aislados, (y) que Chile sigue siendo un país seguro y estable”. La mandataria habló el jueves durante un acto en Arica, en el extremo norte del país.
El fallecido, identificado por el Servicio Médico Legal como Sergio Guillermo Landskron Silva, de 29 años, fue abrasado por las llamas minutos después de la 1 de la madrugada luego de que una poderosa detonación estremeció a los vecinos del barrio Yungay, a pocas cuadras del centro de la ciudad.
El fiscal Claudio Orellana dijo que no se ha podido establecer aún si Landskron estaba manipulando la bomba o si iba pasando por el lugar, pese a que temprano declaró que “habría estado manipulando un artefacto explosivo de fabricación casera y en esa circunstancia le habría estallado”.
Un video captado por testigos y difundido por la prensa local muestra al hombre en posición fetal, en el suelo, envuelto en llamas, quejándose y pidiendo ayuda.
El sujeto sufrió graves quemaduras en su rostro y tórax, la amputación de una mano y una profunda herida en la cabeza que le ocasionó pérdida de masa encefálica, según precisó el doctor Mario Henríquez, director del centro médico donde murió el desconocido. Refiriéndose a la lesión de la cabeza, el médico dijo que, “la herida era de tan extrema gravedad que se evaluó que no había nada que hacer”.
Los fiscales que investigan las 30 bombas instaladas en Santiago, contabilizando la del jueves, deben establecer si el fallecido tiene alguna relación con los tres supuestos anarquistas detenidos y acusados por la colocación de al menos cuatro bombas -dos en estaciones del tren subterráneo y dos en sendas comisarías-.
La explosión de uno de los artefactos instalados en la estación Escuela Militar del metro, el 8 de septiembre, dejó 14 heridos, varios de gravedad.
Durante la audiencia de acusación se estableció que habría al menos un cuarto participante en los atentados, al que se está buscando.
El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, declaró que según lo que le informó uno de los fiscales “el artefacto explosivo (que estalló el jueves) no coincidiría con los otros tipos de artefactos encontrados” en el metro.
El fiscal Orellana dijo más tarde que el aparato “reune algunas características similares, pero también algunas características que lo diferencian, a nuestro entender, claramente de los aparatos” por los que se acusó a los supuestos anarquistas.
Peñailillo adelantó que la fiscalía investigará las bombas puestas durante los seis meses de gobierno de la presidenta Bachelet y también las instaladas durante la gestión de su antecesor Sebastián Piñera “porque este es un tema de Estado”.
En la última década se han colocado más de 200 bombas de distinto poder en Santiago, muchas de las cuales han estallado, lo que ha puesto en duda la seguridad de la capital chilena, considerada una de las ciudades más tranquilas de América Latina.
Las bombas instaladas este año arrojaron severas dudas sobre la eficacia de la Agencia Nacional de Inteligencia y se debate si debe recibir mayores atribuciones de las que tiene, como permitirle infiltrar agentes, o si ese papel debe ser cumplido sólo por la policía.