brasilLa segunda vuelta del domingo se perfila como la más reñida e impredecible desde el fin de la dictadura militar en 1985. La disyuntiva que millones de brasileños llevarán consigo a las urnas el domingo, al decidir si reeligen a la presidenta izquierdista Dilma Rousseff o apuestan a su rival conservador, es clara: ¿Se puede reactivar la economía sin dejar de reducir la desigualdad social?

El Partido de los Trabajadores de Rousseff encabezó un período de crecimiento económico de una década que sacó de la pobreza a millones de brasileños. Pero la economía se desaceleró en los últimos años y el electorado debe pronunciarse ahora acerca de quién es la persona más indicada para reactivarla, si la presidenta, una exguerrillera que mantuvo los programas sociales iniciados por su predecesor y correligionario Luiz Inacio Lula da Silva, o el senador Aecio Neves, miembro de una dinastía política y quien sorprendió al terminar segundo en la primera ronda de los comicios.

“Los brasileños quieren las dos cosas: que el país crezca y que los programas sociales continúen y, de hecho, se expandan”, dijo Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano.

“No creo que quieran escoger una opción o la otra”, expresó.