En el marco de su 67 aniversario, el gobernador del Banco Central, Don Héctor Valdez Albizu, anunció con bombos y platillos, como es su costumbre, que la economía dominicana creció un 7.0% en el periodo enero-septiembre del 2014, medido a través del PIB. Si analizamos los resultados de cada uno de los sectores involucrados, nos daremos cuenta que justamente aquellos que tuvieron una mayor incidencia en el 2013, están también trazando la pauta en este 2014.
Por ejemplo, en 2013 la minería creció fuertemente un 105% vía el caso Barrick Gold. Hasta septiembre del 2014 lo ha hecho en menor grado, un 24.1%, pero aun así sigue siendo quien lleva la batuta en términos del crecimiento. Así mismo, el sector construcción se ubicó el año pasado en un 7.3% y hasta septiembre del 2014 ha crecido un 10.7%.
Obviamente el resultado está muy ligado a las construcciones viales y de escuelas realizadas por la actual administración. La intermediación financiera para el 2013 creció un 10.5% por los efectos de la liberación del encaje legal, y para lo que va del 2014 lo ha hecho en 7.8%. Salvo el sector turismo, la mayoría de los demás rubros no sobrepasaron el 6%, como aquellos sectores con alto nivel de incidencia en los niveles de empleo y desarrollo como Comercio (5%), Agropecuaria (5.4%), Manufactura (5.7%) y Transporte (5.6%).
Es importante resaltar el enorme valor del sector turismo, representando por Hoteles, Bares y Restaurantes, que desde el 2013 viene presentando tasas de crecimiento por encima del 8%, lo que representa una muy buena noticia por ser un rubro altamente rentable y de generación de empleos, lo cual, como ha ocurrido en España, se ha convertido en la principal vía hacia la recuperación económica.
Volviendo al discurso del Señor Valdez Albizu, fue muy notorio que haya reconocido “estar consciente de que el país tiene una agenda pendiente que implementar en coordinación con el sector privado, a fin de impulsar políticas y reformas estructurales que hagan posible que el crecimiento económico se derrame en forma más equitativa en la población, contribuyendo así a reducir la pobreza y la desigualdad”.
Hay que valorar en su justa dimensión esta afirmación por parte del Señor Gobernador, pues durante todo el 2014, diferentes sectores e instituciones internacionales, como el Banco Mundial y muy recientemente el Banco Interamericano de Desarrollo han sido muy críticos, pues a pesar de los altos niveles de crecimiento mostrados en los últimos años, no se ha traducido en una reducción significativa de la pobreza y la desigualdad.
Entonces, si ya existe un pleno conocimiento de la situación, pienso que es menester y una obligación del gobierno activar todos los mecanismos necesarios para establecer una estrategia formal, sincera y enfocada para que el crecimiento se convierta de una vez por todas en una canal hacia el desarrollo socio económico de los dominicanos de manera justa y equitativa, a través de inversiones que fomenten el capital social, la disciplina financiera, la educación y las buenas costumbres.
Es más, pienso que el Banco Central debería crear un departamento con técnicos capacitados que analicen este fenómeno de crecimiento con pobreza para establecer planes de acción y nuevos programas enfocados a la investigación para el desarrollo. Creo que es el momento de dar un giro a la planificación financiera del país, buscar alternativas a un modelo que languidece, que sólo ha generado pobreza y clientelismo.
Estimo que el discurso triunfalista en términos de exhibir buenos datos macroeconómicos, hace más daño que bien al país, pues hace que no nos enfoquemos en dar soluciones a los serios problemas estructurales que padece la Nación y que nos estemos engañando a nosotros mismos. Creo que el gobierno debe invertir su tiempo en mejorar otros tipos de indicadores, más apegados a la realidad en términos de desarrollo, bienestar social e igualdad.