MADRID. La Policía Nacional ha detenido a 80 ciudadanos chinos que formaban parte de una red criminal de tráfico ilegal de compatriotas a Europa y Estados Unidos, informó este lunes el Ministerio del Interior.
La organización ilegal, que operaba desde la provincia de Barcelona, captaba a sus víctimas en China a través del “boca a boca” con la promesa de trasladarles al país que quisieran y cobrándoles una media de 20.000 euros.
Los países principales de destino eran Reino Unido, Irlanda, Canadá y Estados Unidos. Los traslados se organizaban desde Barcelona y provincia mediante una red de agencias de viaje regentadas también por ciudadanos chinos.
Entre los arrestados que formaban parte de la red desarticulada, están sus máximos responsables, según dijo Interior en una nota de prensa. A los detenidos se les imputan, entre otros, presuntos delitos de pertenencia a organización criminal, contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, favorecimiento de la inmigración irregular y falsedad documental.
“Una vez que las víctimas eran captadas en su país de origen, la red iniciaba los trámites necesarios para que pudieran entrar en cualquier país del espacio Schengen, utilizando para ello diferentes rutas y medios”, dijo la nota.
Las víctimas entraban o bien en vuelos directos hasta Europa, para lo que usaban documentos auténticos conseguidos fraudulentamente, o haciendo diferentes escalas, para lo cual se valían de documentación falsificada.
Una vez llegados a Europa, la red los trasladaba hasta España para alojarlos en pisos situados en Barcelona, Badalona y Santa Coloma de Gramanet, donde les retiraba la documentación y les controlaba mientras se tramitaban documentos nuevos para la llegada al destino final.
Una vez en el país de destino, a donde llegaban acompañadas de los denominados “pasadores”, las víctimas debían pagar inmediatamente su deuda o en caso contrario recibían amenazas en su contra o contra sus familiares residentes en China.
Las investigaciones de la Policía Nacional comenzaron en abril de 2013, después de conocer la existencia de una red delictiva que operaba desde la provincia de Barcelona y que mantenía vínculos con otras organizaciones similares de Europa.
En la investigación, en la que colaboraron la Embajada Británica de Madrid y el Consulado de Reino Unido en Barcelona, también se detectaron vínculos con otras organizaciones delictivas chinas asentadas en España que se dedicaban a la extorsión y a los ajustes de cuentas.