WASHINGTON. El gobierno estadounidense se muestra preocupado de que los hackers que obtuvieron más de cuatro millones de expedientes de empleados federales usen el robo para hurgar en computadoras de mayor seguridad y robar información confidencial sobre las fuerzas militares, la estrategia económica y las relaciones exteriores de Estados Unidos.
Los funcionarios federales indicaron el viernes que el ciberataque parece haberse originado en China, pero no culparon directamente a nadie del gobierno chino. Las autoridades chinas señalaron que tales acusaciones serían “irresponsables y sin rigor científico”.
Los empleados federales recibieron instrucciones a través de un video en que se les pedía cambiar todas sus contraseñas, emitir alertas de fraude en sus reportes de crédito y estar atentos por si existen intentos de servicios de inteligencia extranjeros por explotarlos. Ese mensaje provino de Dan Payne, un funcionario de alto rango en contrainteligencia del Director de Inteligencia Nacional.
“Algunos de ustedes podrían creer no ser de interés debido a que no tienen acceso a información clasificada”, comentó. “Están equivocados”.
Josh Earnest, vocero de la Casa Blanca, dijo que no podía divulgar mucho mientras el caso continúa bajo investigación. Aun así, subrayó que los investigadores “están conscientes de la amenaza que emana de China”.
Un funcionario estadounidense agregó que la intrusión estaba siendo investigada como un asunto de seguridad nacional, lo que indica que las autoridades creen que una nación se encuentra detrás del incidente, y no un grupo menos organizado de ciberdelincuentes. El funcionario no tenía autorización para discutir una investigación en curso y habló sólo a condición de mantener el anonimato.
El hackeo representa una vergonzosa exhibición del muy alabado sistema de defensa de computadoras del gobierno estadounidenses para agencias civiles —llamado “Einstein”— que cuesta 376 millones de dólares tan solo este año. Su función es detectar tráfico inusual en internet que pudiera reflejar intentos de ciberataques o de robo de información en redes del gobierno.
Esta última intrusión sucedió en diciembre, pero no fue detectada hasta abril, de acuerdo con funcionarios. El jueves fue dada a conocer.
“La escala de esto es simplemente impactante”, dijo Adam Schiff, el demócrata de mayor rango en la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes. Añadió que no hay manera de saber cuántos ataques más podrían engendrarse a partir de la información robada en este caso.
Si bien la mayoría de los estadounidenses cree que quienes roban identidades lo hacen a través de tarjetas de crédito o cuentas bancarias, la información sobre trabajadores federales civiles tiene otro valor para espías extranjeros.
“Son capaces de identificar a la gente cuyos cargos les dan acceso a información relevante de seguridad nacional y pueden usar datos personales para tener como blanco a esos individuos”, detalló Payne, el funcionario de contrainteligencia.
Agregó que los detalles de expedientes personales pueden ser usados para crear mensajes personalizados falsos que engañen a los trabajadores. Empleados federales que crean que están abriendo un mensaje de correo electrónico enviado por compañeros de trabajo o familiares podrían infectar sus computadoras con un programa que robaría más información o instalaría un software espía.